Tres curiosidades de la Habana Vieja
La calle mas estrecha de la Habana Vieja |
Los amantes de las curiosidades históricas y arquitectónicas tienen en La Habana Vieja, Patrimonio Cultural de la Humanidad, un caudal interminable de cosas que descubrir. Entre ellas destacan tres curiosos lugares de la parte más antigua de esta capital.
El primero de esos sitios es una pequeñísima calle, que muchos se atreven a afirmar que bien pudiera aparecer en el libro de record Guiness. Ocupa unos veinte metros de largo por unos tres de ancho y está situada inmediatamente detrás del Templete, el monumento que señala el sitio donde fue fundada la Villa de San Cristóbal de La Habana en 1519.
Una de sus aceras está ocupada precisamente por la parte trasera de este histórico lugar, mientras que en la otra se levanta un vetusto edificio colonial con sus balcones enrejados. Aunque en uno de los extremos de la callejuela aparece una placa metálica con la inscripción Accesoria A, nadie cree que este haya sido su nombre oficial. La imaginación popular es la que se ha encargado de bautizarla, principalmente como Callejón del Templete.
La estrechez y poca longitud de la callejuela no impiden que en ella vibre la vida y el andar de cientos de turistas que quieren conocer la calle más pequeña de La Habana Vieja.
El buzon de Correo mas antiguo de Cuba |
Otra de las curiosas joyas históricas y arquitectónicas que atesora la parte más antigua es el buzón más viejo de la Isla. Está empotrado en la fachada de piedra de cantería de la otrora casona de los Marqueses de Arcos, en plena Plaza de la Catedral de La Habana.
El buzón, esculpido en piedra, representa la máscara griega de la tragedia y la hendidura de la boca, en amargo rictus, servía para depositar el correo. La máscara-buzón cumple todavía con su honrosa misión. A su alrededor una vieja inscripción reza Correspondencia interior y peninsular, como recordando la época colonial que le dio nacimiento.
Muy cerca del buzón más antiguo de Cuba esta otro de los sitios curiosos de La Habana Vieja, se trata de una tarja ubicada en una esquina del llamado Callejón del Chorro, una de las pintorescas callejuelas que rodean la memorable Plaza de la Catedral de esta capital.
Esta tarja, también empotrada en la piedra de una vetusta edificación, tiene una inscripción en español antiguo dividida por una cruz o espada. Según la trascripción en ella puede leerse: Esta agua la trajo el maestro de campo Juan de Tejeda, año 1592.
Cartel en castellano antiguo |
Así quedó señalado el sitio hasta donde se extendió la Zanja Real, el primer acueducto que tuvo La Habana, de ahí también el nombre de Callejón del Chorro con que fue bautizada la callejuela. El abasto de agua potable a la villa de San Cristóbal de La Habana preocupó a las autoridades de la colonia desde los primeros tiempos de su fundación. La zona de la Bahía, donde se asentó la comarca era bien pantanosa y sólo tenía cercano el pequeño río Jigüey, hoy Luyano.
Aunque existen evidencias de las intenciones de construir un acueducto para traer las aguas desde el caudaloso Almendares que datan de 1550, a obra comenzó a ejecutarse sólo una veintena de años después a cargo del ingeniero Juan Bautista Antonelli. En 1592 quedó felizmente concluida y durante más de dos siglos estas dos leguas de Zanja Real se encargaron de mitigar la sed de los primeros habitantes de La Habana. Testigo mudo de aquellos tiempos es el Callejón del Chorro y la tarja que atesora.
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